Me alegra poderos contar que después de unos meses de reposo
forzado y tranquilidad relativa he tenido el acierto de viajar a Islandia. Digo
acierto porque el encuentro con la naturaleza en estado puro es absolutamente
terapéutico. Así que os recomiendo una
buena dosis de terapia islandesa, como mínimo, una vez en la vida.
También quiero recomendaros y hablaros del restaurante
Saegreifinn. Situado en el puerto de Reikiavik este establecimiento tan sencillo
como auténtico es famoso por tener
la Mejor Sopa de Langosta del mundo. Casi nada,
no? Y a probarlo que me fui!.
Las especialidades son los pinchos de pescado, incluida la
ballena y la sopa de langosta. No os asustéis porque las ballenas que se comen
aquí no están en peligro de extinción. Por el norte es común encontrarla en las
cartas y la pesca está totalmente regulada y controlada. El sabor está muy lejos
del de pescado, yo definiría la carne de ballena como una carne de ternera “blanda”
con una textura que recuerda al hígado y un ligero aroma de pescado.
Puedo aseguraros que TODO estaba buenísimo. Claro que tanto
como para decir que sirven la mejor sopa de langosta del mundo… Que cada uno la
pruebe y opine!!!
En cuanto a la gastronomía de Islandia quiero destacar el salmón
¡es increíble! Lo mismo que el bacalao, por supuesto. Una cosa sorprendente que yo no sabía es que hay
muchísimas ovejas, más que personas. Y evidentemente comen cordero en diversas
preparaciones. La sopa de cordero que incluye las vísceras del animal entre sus
ingredientes es un plato muy habitual. De hecho las sopas en general son un
plato tan corriente que las sirven siempre en todos lados, incluso en la
multitud de furgonetas que venden comida (aquí ahora es una moda incipiente,
ahí te las encuentras por todas partes hasta en sitios inverosímiles como ¡en unas
cataratas!). En estas caravanas también es muy típico encontrar en la carta unos
“frankfurts” que están realmente buenos. Ah, y una mantequilla batida
impresionante para untar en el pan.
En fin, viajad a Islandia y saborearla porque, realmente, vale la pena.
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