¡Buenas! De nuevo en la ciudad, después de haberme perdido en
la tranquilidad de paraísos cercanos como son Menorca y el Empordà.
Parece mentira lo que uno desconecta de la vida cotidiana en estos parajes y lo
difícil que se hace la vuelta a casa cuando te acostumbras a la tranquilidad.
Porque 1 mes en Menorca sumados a incontables días en el Empordà, ¡Dan para
mucho!.
Voy a hacer un repasito de las comidas o los lugares que,
ahora mismo, me vienen a la cabeza.
EN MENORCA EN LA ISLA DE LA CALMA:
Un aperitivo que me cautivó por su sencillez fue un Hojaldre
de sobrasada y naranja, realmente delicioso. Además me parece un plato muy
socorrido que permite improvisar, en muy poco tiempo, una tapita súper interesante; ¡adjudicado para mi repertorio!.
También digno de mencionar el Súper Cous-Cous de verduras,
pollo, garbanzos, zanahoria, calabaza y calabacín. La receta magistral la
tienen "mi Richard y mi Paco". Si os animáis podéis encontrarlo en la Lavandería
de San Luís.
En Mercadal visitamos la Finca Son Tema donde elaboran sus
propios lácteos de manera artesanal. La lleva un chico joven que hace 3 o 4 años
se instaló en la isla dónde prepara diversos quesos italianos, sobretodo frescos. Entre
ellos una Mozzarella trenzada que quita el hipo.
Al lado de mi casa, en el preciosísimo pueblo de Binibeca y sobre
una espectacular terraza en alto con vistas al mar, el Bini inn ofrece una
carta de muchísima calidad y a precios buenísimos. Daniel, todo un murciano, es
el dueño de este restaurante de comida mediterránea en el que el trato es
inmejorable. Si vais no os perdáis el pastel de puerros con gambas y mejillones
a la plancha, me lo agradeceréis.
EN EL MÍTICO EMPORDÁ:
Todos los que me conocéis sabréis que, desde hace
muchisísimos años, he sido una auténtica entusiasta del Gin Tónic. Y ahora que
está tan de moda, tengo la suerte de poder seguir disfrutando este fantástico
combinado. Y lo que es más, explorar y descubrir nuevas ginebras, nuevos
condimentos… Y en L’olivar tuve la oportunidad de deleitarme de la bebida del momento ya que la hija del dueño nos preparó un GinTonic con ginebra Saffron
condimentada con azafrán, enebro y cominos. Ella se dedica a vender joyas y,
desde luego, también tiene gusto y mano con las bebidas.
Otra anécdota que acabó en triunfo ocurrió en la Charcuteria
Roca (xarcuteriaroca.com) en Ventalló, donde aparecimos cuando ya habían
cerrado. Pero ellos tuvieron la amabilidad de abrirnos sus pùertas y nosotros la suerte de
degustar una carne excelente. Unas hamburguesas de cebolla buenísimas y unos trozos de carne Muy Especiales
(como "el tall que es pela"). Ah, y tampoco me olvido de la Butifarra blanca de
hígado, fantástica.
Ya en la costa, en Calella de Palafrugell, el restaurante Tragamar ofrece el privilegio no sólo de estar en el mar si no de estar
prácticamente en el agua. Realmente maravilloso, ¡y con baño incluido!, en un
momento dado no pude resistir más la tentación y me tiré al agua.
Entre otros platos de la apetitosa carta de este emblemático restaurante de la Costa Brava tomamos un clásico de la casa
como aperitivo: las patatas Buthan. La verdad es que estas patatas con queso me
encantan, de hecho yo hago una versión express con philadelphia, pero os pondré
la receta que hacen ellos. Probadla en casa y, buscad una excusa para acercaros
a este restaurante y apreciarla en este fantástico enclave.
PATATAS BUTÁN
3 ó 4 patatas medianas
3 pimientos del piquillo
1 diente de ajo
1 guindilla
1 tetrabrick de nata líquida
Queso tierno (que funda bien)
Aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta negra
Cortamos las patatas a láminas y las freímos en aceite, a
fuego medio. Escurrimos el exceso de aceite sobre papel absorbente,
salpimentamos y reservamos.
En una cazuela con un chorrito de aceite salteamos los
pimientos del piquillo junto con el ajo y la guindilla majados. Bajamos el fuego, añadimos la nata líquida,
removemos y llevamos a ebullición. Agregamos el queso y removemos hasta que
espese un poco. Incorporamos las patatas, damos unos meneítos a la cazuela para
que la salsa cubra bien las patatas y servimos inmediatamente.
También quiero hablaros de un bar en el que NO me quedé, el
Mas Sorrer. Este restaurante bar tiene un encanto especial y he leído que
organiza conciertos muy auténticos. Lo tengo apuntadísimo para la próxima, si
alguien se anima ¡que me avise!.
Lo bueno del verano es que hay tiempo para todo, pero eso no
quita para ahorrar tiempo. Y lo digo porque hice un pastel para celebrar el
cumpleaños de la nieta de 5 años de una amiga y en esta ocasión no me lié a batir, mezclar y
hornear. No, no, no. Preparé un pastel muy sencillo y para todos los gustos. Un Bizcocho
relleno de mermelada de fresa, nocilla y adornado con Lacasitos. ¡Pim, pam,
fuera! Debo deciros que esta vez ni el bizcocho era mío (era comprado y de muy buena calidad). Porque estar sentado en el jardín, paseando o
disfrutando de la familia en vacaciones (y de buen humor) no tiene precio.
En fin, lo bueno de acabar de volver al mundo real es que,
si cierras los ojos, el verano aún se ve con nitidez.
¡Bienvenidos a Todos!
Espero no tardar tanto tiempo en escribir ahora que los días se irán haciendo más cortos y más fríos y que, sin duda, el calorcito de la cocina será aún más gratificante.
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